Introducción
Recientemente, Canadá ha tomado la decisión de eliminar el impuesto a los servicios digitales, una medida que estaba prevista para entrar en vigor en breve. Esta decisión se ha tomado en un contexto de tensas relaciones comerciales con Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump había calificado dicho impuesto como un "ataque flagrante". La eliminación del impuesto busca reanudar las negociaciones comerciales entre ambos países, lo que podría tener implicaciones significativas tanto para Canadá como para sus socios comerciales, especialmente en el ámbito europeo y español.

El Impuesto a los Servicios Digitales
El impuesto a los servicios digitales (DST) propuesto por Canadá imponía un cargo del 3% sobre los ingresos generados por grandes empresas tecnológicas estadounidenses, como Amazon, Meta, Google y Apple, en el país. Este impuesto afectaría a aquellas empresas cuyos ingresos superaran los 20 millones de dólares canadienses. Se estimaba que el impuesto costaría a las empresas tecnológicas más de 2,000 millones de dólares canadienses en su primer año de aplicación, siendo retroactivo desde enero de 2022. Además, el presupuesto federal del año pasado preveía que este impuesto generaría 5,900 millones de dólares canadienses en los próximos cinco años [1].

Reacciones a la Eliminación del Impuesto
La decisión de Canadá ha sido bien recibida en Estados Unidos. El asesor económico de la Casa Blanca, Kevin Hassett, afirmó que las negociaciones entre los dos países "absolutamente" se reanudarían gracias a esta medida. Por su parte, Howard Lutnick, secretario de Comercio de EE. UU., agradeció a Canadá por la eliminación del impuesto, indicando que podría haber sido un obstáculo insalvable para cualquier acuerdo comercial [1].

Impacto en el Comercio Bilateral
Canadá tiene una relación comercial crucial con Estados Unidos, siendo este el destino de tres cuartas partes de sus exportaciones de bienes, lo que equivale a más de 400,000 millones de dólares al año. Esta dependencia económica ha llevado a Canadá a buscar un enfoque más conciliador en sus políticas fiscales para evitar tensiones adicionales [2].
Perspectiva Europea
El contexto europeo no es ajeno a los debates sobre la fiscalidad de las grandes empresas tecnológicas. Países como el Reino Unido han comenzado a revisar sus políticas fiscales para adaptarse a la nueva realidad económica, en la que las empresas multinacionales generan enormes ingresos mientras que sus contribuciones fiscales son mínimas. La decisión de Canadá podría influir en cómo otros países, incluidos los de la Unión Europea, abordan la fiscalidad de los servicios digitales [3].
Conclusión
La eliminación del impuesto a los servicios digitales por parte de Canadá es un paso significativo en la reanudación de las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Este movimiento no solo refleja la importancia de mantener relaciones comerciales estables entre ambos países, sino que también podría tener repercusiones más amplias en la forma en que se gravan las grandes empresas tecnológicas a nivel internacional. A medida que Europa observa de cerca estos desarrollos, será interesante ver cómo se adaptan sus propias políticas fiscales en respuesta a los cambios en el panorama global.
Fuentes
Información del Autor
El autor de este artículo es Martina Torres, una reportera sénior de noticias internacionales para ElPulsoGlobal especializada en asuntos globales y política internacional.