Introducción
En un llamado a la conciencia turística, la encantadora ciudad belga de Brujas ha solicitado a los visitantes que dejen de robar adoquines de sus históricas calles. Este fenómeno no solo afecta la estética de la ciudad, sino que también plantea serios riesgos para la seguridad de residentes y turistas. A medida que el turismo masivo continúa siendo un desafío en muchas ciudades europeas, la situación en Brujas resalta la necesidad de un cambio en el comportamiento de los viajeros.

El problema de los adoquines robados
Según el político local Franky Demon, se estima que entre 50 y 70 adoquines desaparecen cada mes de las calles medievales de Brujas, y la cifra se incrementa durante la temporada alta. Reemplazar estos adoquines cuesta alrededor de 200 euros por metro cuadrado, lo que representa una carga financiera considerable para la ciudad. Demon enfatizó que aunque algunos puedan considerar este acto como inofensivo, las consecuencias son graves. La falta de adoquines crea peligros de tropiezo tanto para los residentes como para los visitantes, y los trabajadores de la ciudad deben ser enviados frecuentemente para realizar reparaciones.

Un gesto simbólico
Un caso curioso que ilustra esta problemática fue el de un "perpetrador" que, tras robar un adoquín, decidió reemplazarlo con una flor plantada. Este gesto, aunque pintoresco, refleja una falta de respeto hacia el patrimonio compartido de la ciudad. Demon hizo un llamado a los turistas para que respeten la historia de Brujas: "Estos adoquines no son solo piedras; son parte del alma de nuestra ciudad. Pedimos a los visitantes que disfruten de Brujas, pero que dejen su belleza intacta para otros".

El impacto del turismo masivo en Europa
Brujas no es la única ciudad europea que enfrenta los retos del turismo masivo. Al igual que Venecia y Barcelona, Brujas ha tenido que implementar medidas para gestionar la afluencia de turistas. En 2019, la ciudad tomó la decisión de reducir el número de cruceros que pueden atracar en el puerto cercano de Zeebrugge y detuvo las campañas de promoción turística en destinos cercanos como París para desincentivar a los turistas de un solo día.
Alternativas para los turistas
Para aquellos que buscan un recuerdo de su visita a Brujas, se les podría sugerir optar por productos locales, como una caja de chocolates belgas, en lugar de llevarse un adoquín. Esta opción no solo es legal, sino que también apoya la economía local y preserva el patrimonio histórico de la ciudad.
Conclusión
El llamado de Brujas a sus visitantes es un recordatorio de la importancia de la responsabilidad turística. A medida que las ciudades europeas continúan luchando contra el turismo masivo, es esencial que los viajeros adopten un enfoque más consciente y respetuoso hacia los destinos que visitan. Preservar la historia y la cultura de lugares como Brujas debe ser una prioridad para todos.
Fuentes
- [1] CNN Travel - Noticias de turismo y destinos
Sobre la autora
Martina Torres es una reportera sénior de noticias internacionales para ElPulsoGlobal, especializada en asuntos globales y política internacional.