El rearme de la OTAN podría aumentar las emisiones en 200 millones de toneladas al año
Un reciente estudio ha revelado que el rearme proyectado por la OTAN podría incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero en casi 200 millones de toneladas anuales. Esta conclusión se enmarca en un contexto global donde el gasto militar ha alcanzado cifras récord, totalizando 2.46 billones de dólares en 2023. Este aumento en el gasto no solo tiene un costo ambiental, sino que también plantea un dilema sobre las oportunidades perdidas para abordar la crisis climática.

Impacto del gasto militar en el clima
Investigadores han señalado que por cada dólar invertido en nuevo hardware militar, se genera un costo ambiental significativo. Este enfoque prioritiza la seguridad a corto plazo, sacrificando la seguridad a largo plazo que proviene de la acción climática. Según Ellie Kinney, investigadora del Conflict and Environment Observatory, “hay una preocupación real sobre cómo estamos priorizando la seguridad a corto plazo y sacrificando la seguridad a largo plazo” [1].

Conflictos y cambio climático
El cambio climático se está convirtiendo en un factor que impulsa conflictos, aunque de manera indirecta. En regiones como Darfur, la competencia por recursos escasos tras sequías prolongadas ha exacerbado las tensiones. Asimismo, el deshielo en el Ártico ha generado disputas sobre el control de recursos naturales recientemente accesibles, como el petróleo y los minerales críticos.

Transparencia militar y emisiones
Actualmente, pocas fuerzas armadas son transparentes sobre su uso de combustibles fósiles. Sin embargo, se estima que colectivamente son responsables del 5.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Este porcentaje se prevé que aumente con la escalada de tensiones en varias regiones y con la expectativa de que los aliados de la OTAN dediquen más recursos a sus fuerzas armadas, tal como lo ha indicado Estados Unidos, el mayor gastador militar del mundo.
El auge del militarismo en Europa
En Europa, el aumento del gasto militar ha sido particularmente notable. Entre 2021 y 2024, el gasto en armamento por parte de los estados de la UE ha crecido más de un 30%, según el International Institute for Strategic Studies. Este incremento es una respuesta a una serie de conflictos armados que involucran a 92 países en todo el mundo, desde Ucrania y Gaza hasta Sudán del Sur y la República Democrática del Congo.
Además, en marzo, la UE, preocupada por la reducción de la ayuda militar y el apoyo diplomático a Ucrania durante la administración de Donald Trump, propuso un gasto adicional de 800 mil millones de euros en el bloque [2]. Esta inyección de capital en el ámbito militar podría exacerbar aún más la crisis climática, a medida que los países priorizan la defensa sobre la sostenibilidad ambiental.
Conclusión
El rearme militar global, especialmente el de la OTAN, plantea serios desafíos tanto para los objetivos climáticos del mundo como para la estabilidad social y política. A medida que los gobiernos invierten más en sus fuerzas armadas, el costo ambiental y las oportunidades perdidas para abordar el cambio climático podrían tener repercusiones devastadoras en el futuro. Esta situación exige una reflexión profunda sobre la relación entre seguridad, militarización y sostenibilidad a largo plazo.
Fuentes
- [1] Estudio sobre el impacto del gasto militar en el clima.
- [2] Propuestas de gasto militar en la UE.
Información del autor
El autor de este artículo es Martina Torres, una reportera sénior de noticias internacionales para ElPulsoGlobal especializada en asuntos globales y política internacional.