Casi una docena de agentes de ICE y ocho deportados estarían varados en Yibuti, inciertos sobre los próximos pasos

Recientemente, se ha informado que cerca de una docena de agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y ocho deportados están varados en una base militar en Yibuti, un país del este de África. Esta situación ha generado preocupación debido a las condiciones adversas que enfrentan, incluyendo el riesgo de malaria y enfermedades respiratorias crónicas, así como la exposición a un ambiente insalubre caracterizado por el humo de fosas de quema de desechos humanos.

Brian E. Murphy U.S. District Judge portrait professional image

Contexto de la situación

La odisea comenzó cuando el juez federal de distrito Brian E. Murphy, en Boston, bloqueó un vuelo de deportación de ICE que transportaba migrantes provenientes de Cuba, Vietnam, Laos y México hacia Sudán del Sur. El juez argumentó que la administración Trump estaba violando un acuerdo previo que prohibía la deportación de migrantes a países donde no son ciudadanos, sin la posibilidad de solicitar protección humanitaria.

En lugar de devolver a los migrantes a EE. UU. y organizar entrevistas para su evaluación, la administración optó por trasladarlos a Yibuti. Según informes, a finales de mayo, los agentes convirtieron un contenedor Conex en una instalación de detención improvisada en la base naval estadounidense Camo Lemonnier, lo que ha suscitado críticas y preocupaciones sobre la seguridad y bienestar de los detenidos y los agentes involucrados [1].

ICE agents humanitarian crisis stock photo

Condiciones de vida y riesgos sanitarios

Los agentes y los detenidos enfrentan condiciones alarmantes a diario. En Yibuti, las autoridades de defensa han advertido sobre el "peligro inminente de ataques con cohetes por parte de grupos terroristas en Yemen", lo que aumenta la tensión en un ambiente ya complicado. Los agentes no llevaron armaduras ni equipos de protección, lo que pone en riesgo su seguridad [2].

Además, las temperaturas diurnas superan los 38 grados Celsius, y la situación se complica por una "nube de smog" que se forma por la noche, compuesta por humo de las fosas de quema donde los residentes incineran basura y desechos humanos [3].

Un reciente archivo judicial revela que los agentes comparten "cuartos de sueño muy limitados" en un remolque con tres conjuntos de literas y un total de seis camas. También se menciona que existe un "grado desconocido de exposición" a la malaria, ya que, aunque están tomando píldoras antipalúdicas, se desconoce la eficacia total de la medicación [4].

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Reacción ante la situación

A pesar de las críticas, el juez Murphy ha defendido su decisión, acusando a la administración Trump de "fabricar caos" en este caso. Además, había advertido que los funcionarios de la administración podrían enfrentar cargos de desacato tras violar su orden judicial que prohibía las remociones sumarias de inmigrantes sin un aviso "significativo" [5].

Conclusión

La situación de los agentes de ICE y los deportados en Yibuti pone de relieve las complicaciones que pueden surgir en los procedimientos de deportación y la necesidad urgente de respetar los derechos humanos de los migrantes. Mientras tanto, el impacto de esta crisis podría resonar no solo en Estados Unidos, sino también en los mercados europeos, donde las políticas de inmigración y deportación son temas de creciente debate y preocupación.

Fuentes

Información del autor

El autor de este artículo es Martina Torres, una reportera sénior de noticias internacionales para ElPulsoGlobal especializada en asuntos globales y política internacional.

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